miércoles, 1 de junio de 2011

LA METAFÍSICA DE PLATÓN

La metafísica de Platón


Para Platón, así como el objeto final del deseo del conocimiento y del amor terminan con la muerte, como lo expresa en varias de sus obras, el objeto final de la filosofía también culmina con la muerte. “La filosofía es un camino hacia la muerte” por eso se toma como ejemplo a Sócrates quien bebió la cicuta y murió, dándonos a entender que se dedicó más a la filosofía.

La metafísica platónica puede tomar todos los grandes temas de Platón y dirigirlos a la muerte por eso el problema fundamental de la metafísica platónica es cada uno de sus temas que están guiados permanentemente por la tentación de la muerte; por esto Nietzsche se declara anti-platónico, no porque no acepte toda la filosofía platónica, sino por la importancia que le da Platón a la reminiscencia, la cual según él, es la que nos permite el conocimiento a través del recuerdo del alma que queda atrapada en el cuerpo humano.

En la estética de Platón, aparece continuamente esta tentación de muerte y se podría decir que es posible obtener dos estéticas de Platón, con respecto a la belleza que menciona en el diálogo de Diotima. Primero lo define como algo que existe siempre, no  nace ni muere, no crece ni decrece,  y que tampoco se refiere a algo particular: un rostro o unas manos. Después lo declara como algo mortal ya que en el proceso del diálogo nos podemos encontrar con un concepto de belleza que ya no es contemplativo sino activo.

Nietzsche aunque se declare en algunos textos anti-platónico, siente gran admiración frente al pensamiento filosófico de platón. A pesar de sus muchas contradicciones y muchos problemas, él lo declara como el más grande de los antiguos. La oposición de Nietzsche frente al pensamiento de Platón con respecto su teoría de las ideas, de los dos mundos existentes, lo manifiesta en su obra “De cómo el mundo verdadero se convirtió en una fábula” entonces se puede decir de Nietzsche que su posición puede ser expresada como un rechazo de todo absolutismo y de todo absoluto. Nietzsche decía que la idea misma de una evidencia primera, que Descartes buscaba como un punto absoluto de arranque, era una contradicción en los términos. Para Nietzsche, no hay una evidencia primera como lo busca Descartes.
Por lo tanto, Nietzsche produce lo que él mismo denomina perspectivismo, lo cual quiere decir que todo conocimiento es perspectiva e interpretación. Y todo conocimiento es, por definición, relativo. Nietzsche lo ve tanto desde el plano de la percepción actual como de la ciencia.

El discurso de Alcibíades

Platón en este diálogo se interroga fundamentalmente por el deseo, e incluye el saber en el proceso del amor. Y el deseo de saber es ya una interrogación platónica.
En este diálogo, Platón, trata de insinuar que Dionisio, está borracho y le hace cometer errores, mezclar diversos refranes en uno solo. Este personaje era considerado como el dios del vino. Para Nietzsche, la figura de Dionisio, es la que siempre opone a la metafísica.

Las fiestas dionisíacas eran danzas, orgías sexuales y debates colectivos enormes. Eran también intentos de romper la estrecha cárcel del yo y de dar paso a una vida pre-personal y a un anonimato colectivo en que las pasiones surgieran como olas.
Alcibíades, en esta obra de Platón, en su entrada al discurso, no solamente aparece como una representación de Dionisio, sino que va a interpretar a Sócrates como un Dionisio.

EL TIEMPO Y EL AMOR

El tiempo y el amor
En el discurso de  Diotima se establece el carácter del amor como un elemento intermediario entre lo mortal y lo inmortal, entre el saber y la ignorancia.
El objetivo de Diotima es definir el objeto del amor, pero a su vez el propósito de este mismo, el cual ella lo denomina como la felicidad. Esto causa  también un problema, pues ella lo presenta como algo que no debe ser motivado, sino que, para que esto sea cierto debe existir un alto grado de universalidad, que es algo un poco difícil debido a que no todas las personas aman y no a todas las personas les interesa la felicidad, es decir, que aquí se contradice lo de la motivación.

Para esto ella empieza a diferenciar el concepto de término, y emplea el término de eros, que más bien cubre todo lo que tiene que ver con el deseo.
No resulta suficiente con saber que el propósito del amor es la felicidad. Diotima considera necesario introducir un elemento que puede incluso llegar a despistarnos un poco si no comprendemos el sentido que Platón le da al tema: la procreación, en dos sentidos, como reproducción biológica y producción de conocimientos.

Ahora lo que interesa es resaltar la tónica opuesta de Sócrates respecto a la concepción del amor y el deseo de tipo biológico. En este sentido la idea de belleza es ilustrada por el concepto de procreación puesto que el amor desea procrear en nuestra naturaleza pero no puede hacerlo en lo feo sino en lo bello.

Platón utiliza el término procreación de una manera más profunda, al punto de dejarlo entrarse en los grandes estudios sobre el tema del amor: la relación del amor con la muerte y el tiempo. Son estos los temas que van a ocupar efectivamente su pensamiento.
De la misma manera dice platón que la única forma de explicar los fenómenos del amor son  por la búsqueda de la permanencia, de la insistencia en vivir, que sobre pasa los límites del ser individual. Pero el gran tema platónico es que el amor es una oposición al carácter disolvente del tiempo.

Así como platón para hablar de procreación plantea el tema del amor como producción de un sustituto a través del cual un ser envejecido trata en cierto modo de permanecer; en la producción del conocimiento busca afirmación en lo permanente, de igual manera, habla de la procreación  habla en el sentido restringido del término, no en el sentido amplio, y aquí el indica su concepto del amor; debido a que se opone a oposición de la vida y la muerte como situaciones externas unas de otras, ya que para él la vida es destrucción y renovación permanente, ya que platón trata de oponerse a lo que tiende a contraponer vida y muerte.
Así pues, en platón la vida está definida como un proceso permanente de muerte y renovación tanto en el orden corporal como en el orden espiritual, no se afirma pues como lo contrario de la muerte.

Del mismo modo, platón habla acerca del amor educador; el cual depende de una concepción muy propia de platón sobre el amante como iniciador. El amante resulta ser alguien inspirado por un espíritu que provoca la producción de pensamientos, no los provoca, sin embargo, porque ya los tenga, es decir, no los provoca en el sentido de que los comunique, provoca es su generación. El amante es inspirado e iniciador, el amado es inspirador e iniciado. Este es el camino que conduce a lo que platón denomina la belleza en sí.

La vida ha sido definida como algo que lleva a la muerte en sí misma, el amor se define en ese momento como el deseo de persistir, de afirmarse como el carácter negador y disolvente del tiempo, de recuperación del pasado, de producción de un sustituto sobre el supuesto de la muerte futura, de producción actual cuando todo se está hundiendo, de algo que haga posible una nueva generación. El final del amor es la permanencia, algo definido, inmodificable, un estado cualquiera final que ya no cambie. Cualquier nombre se le da a este estado, y como decía Nietzsche no son más que diferentes nombres de la muerte.


John Leider Matute
Luis Carlos Bedoya